Me siento muy sola. Tengo 78 años. No tengo amistades. Mis vecinos viven encerrados en sus casas. A veces salgo y tomo una micro a cualquier parte solo para conversar con la persona que va a mi lado. A veces tengo suerte y me sale conversa, pero a veces me toca gente que no le agrada conversar. La soledad hace mucho daño.