El día a día es duro. Es duro sentirse cansada, agotada y no poder decirlo, porque si te expresas y dices que estás cansada, te culpan por no aguantar lo suficiente y no rendir como ellos quieren. La cotidianeidad mata, el estar desde la casa al trabajo -y viceversa- mata, trabajar 24/7 mata, y dar todo lo que tienes para que nadie lo reconozca es una mala sensación.
Siento cansancio de estar esclavizada a esta realidad, de esforzarme para que otros se lleven el reconocimiento, y lo peor es que todos los días despierto con ganas de que termine el día, y que pasen y pasen los días, y poder estar tranquila, sin cargas mentales. Lo peor de todo es que siento que ya no me gusta lo que hago, y el amor a esa tarea que realizo día a día se transformó en sacrificio en vano.
Qué ganas de decir todo lo que siento sin sentirme culpable por dañar a las otras personas, sin sentirme culpable por expresarme libremente. Qué ganas de gritar todo.