Siempre he sentido que no pertenezco a este mundo/lugar/espacio. Nunca me he sentido cómoda en ninguna parte. Siempre han puesto expectativas en mí, siempre tengo que ser perfecta. Si me llego a equivocar, es como si me llegaran las penas del infierno. Las personas quieren que siempre cambie, que sea iguales a ellos. Soy distinta, no hago las cosas como ellos quieren.

Me diagnosticaron depresión y sigo con una ansiedad enorme. La gente dice que finjo. ¿Cómo voy a fingir que estoy vomitando cada 5 minutos? ¿Cómo voy a fingir que salgo corriendo y lloro y lloro con el corazón acelerado, a veces no sé por qué? “Tienes que calmarte” me dicen ¿verdad? No sabía, es lo que intento, no es algo que yo controle o que yo quiera hacer delante de mis hijos. Lo peor es que, en vez de apoyarme un adulto o de contenerme la persona que está a mi lado, lo hace mi hijo mayor y eso no lo aguanto.

Hay momentos en que solo digo “¿por qué mejor no desaparezco?” Y así dejo de molestar y decepcionar a la gente.

Escuchar es ayudar

¿Alguna vez alguien te contó un problema sobre su salud mental?
Para poder superar situaciones complicadas lo primero es hablar con otros. Y saber qué decir es clave para poder ayudarnos.

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