Desde el 2020 mi vida cambió, vivo en dos mundos paralelos. Mi vida se detuvo con la muerte de mi hijo que partió a sus 28 años, y con él se llevó mi vida, me dejó muerta en vida. Lo encontré junto a mi hijo menor, desde entonces no hemos vivido, solo sobrevivido. Para mí es difícil hablar, porque estoy con una depresión muy fuerte y me doy cuenta. Tengo miedo de mi mente traicionera, y en verdad no tengo con quien hablarlo.