He sentido mucha angustia y ansiedad. En verdad es algo que ha estado siempre conmigo, pero pensé que era un estado pasajero y que lo podía dominar, pero ha convivido conmigo desde que nací. Es difícil, sobre todo porque es una condición invisible y tienes que dar explicaciones a alguien cuando no entiende lo que te pasa. A veces se me acalambran los brazos, y sé que el agujero negro está por venir. Esa ha sido mi lucha de toda la vida.